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¿Existen las grasas "buenas" y "malas"? Un nuevo documento de concenso internacional


La grasa ni es mala ni engorda. Lo que hay que hacer es reducir el consumo de las menos saludables. La comunidad científica internacional subraya la importancia de no excluir las grasas saludables de la dieta en el primer Documento de Consenso Internacional sobre la Importancia de la Calidad de las Grasas en la Alimentación.

El texto, elaborado por 40 médicos de 25 países, ha sido presentado este viernes bajo el auspicio de la Union of Nutricional Sciences (IUNS) en el VI Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica. El objetivo es convertirse en la "pauta definitiva" sobre las recomendaciones de la dieta sobre las grasas.

Los expertos que han acudido al encuentro han tratado de aclarar algunos de los "errores" más generalizados y han incidido en que "la grasa no engorda" y es necesaria para el crecimiento y prevenir algunas enfermedades.

Han precisado que el aceite de oliva es beneficioso para la prevención de enfermedades crónicas y los omega 3 y 6, que se encuentran en las nueces o el pescado y son necesarios para el desarrollo neurológico, la salud cardiovascular y enfermedades degenerativas.

Es preciso encontrar un equilibrio en el consumo de grasas saturadas y trans (presentes en la bollería industrial, las patatas fritas y la mantequilla) en relación con las otras y "abandonar la etiqueta de que la grasa es mala".

¿Qué cantidad de grasa hay que consumir de cada tipo?
El documento recomienda que las grasas saturadas no sobrepasen el 10% de la ingesta energética diaria; los omega 3 y 6 constituyan entre el 6 y el 10%; la trans sea inferior al 1%; y el resto (hasta llegar al 35% aconsejado por la Organización Mundial de la Salud) lo aporten grasas mono-insaturadas.

Tras la denominación genérica de "grasas vegetales" se esconden algunas que pueden no ser del todo beneficiosas para la salud como son las grasas trans. El principal problema de España es el de la grasa saturada, que se halla en productos lácteos, grasas animales, aceites de coco y de palma, pasteles, bollería, dulces y fritos.

Pequeños cambios pueden producir mejorías importantes en la salud. Un ejemplo de ello puede ser cambiar productos lácteos grasos por alternativas bajas en grasa; carnes grasas por carnes magras, grasas animales por vegetales, así como potenciar siempre el consumo de aceite de oliva.
(fuente: agencias)

Para más información podéis ver el videoel peligro de las grasas trans” en el espacio de descargas de nutrición y dietética de Cesnut Nutrició.